Hace muchos, muchos años, cuando aún era una joven estudiante (sexi) recibí una llamada telefónica....
Yo: ¿Sí?
Desconocido: Errr... hola, soy Gunter
Yo: (¿Gunter? ¿Quién narices es Gunter?) Ah, hola (Un poco seca, la verdad, a la expectativa...)
El tal Gunter: Sí, de la universidad
En la universidad había una mayoría aplastante de chicos. Mi grupo de coleguis (jo, qué moderna sigo siendo, ¡molo!) eran casi todos varones (que a mí me parecía muy correcto, la verdad) y además era un grupo ENORME.
Hice memoria y recordé a un chico que salía con nosotros, pero que JAMÁS me había hablado. Ni tan siquiera creía haber tenido una conversación en grupo en la que él participara. Él estaba ahí, a lo lejos, en la sombra, pasando completamente desapercibido.
Yo bastante asombrada: ahh, sí, sí, ¡Gunter, claro! (como si le conociera de toda la vida) ¿Eres amigo de Fulanito, verdad?
Gunter, mi nuevo más mejor amigo: sí. Quizás te sorprenda que te llame....
Qué va, qué va. Esta mañana estaba yo pensando: seguro que hoy me llama Gunter, ese chico al que creo que ni siquiera me han presentado formalmente.
Yo con mi amabilidad usual: un poco sí, ¿quién te ha dado mi teléfono? (jijjijii ahí, interrogando en plan nazi. ¡Soy toda amor!)
Gunter: Se lo he pedido a Menganito. Al principio no me lo quería dar, porque tenía miedo de que te enfadaras (¡Soy un ogro devora niños!) , pero al final lo convencí
Yo: pero... pero... ¿y quién le ha dado mi teléfono a Menganito? (¡Así soy yo! ¡Centrándome en lo importante de la llamada en cuestión!)
Gunter: No sé. Pero bueno, querrás saber por qué te llamaba (¿o no? ¿tía loca?)
Yo: sí,sí,claro. Dime (Nota mental: recordar decirle a Menganito que haga el favor de no dar mi teléfono por ahí)
A Gunter empieza a temblarle la voz. Mogollón.
Gunter: sí, bueno... es que yo....
Se nota que está histérico. Y pasándolo fatal. Tras muchos titubeos se lanza en plancha y dice del tirón...
Gunter a punto de darle un infarto : es que me he enterado de que te cambias de carrera y como casi no nos conocemos he pensado que podíamos quedar para conocernos mejor (el pobre vuelve a respirar de nuevo)
Yo entro en pánico. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué me pasan a mí estas cosas? ¡Vaya marrón! ¿Y ahora que le digo yo al pobre?
Yo sudando: errrrr.... vale...sí...sí...claaaaaro... podemos quedar pero es que.... es que...
Yo mintiendo descaradamente: es que me voy de vacaciones justo mañana (qué casualidad) Pero no te preocupes, déjame tu teléfono y cuando vuelva ya si eso te llamo (o no).
Apunté el teléfono en un folio: Gunter 938***724. Y el maldito folio estuvo persiguiéndome TODO EL VERANO. Hiciera lo que hiciera, aparecía el dichoso folio (Gunter 938***724), mirándome (Gunter 938***724), acechando (Gunter 938***724), haciéndome sentir culpable (Gunter 938***724).
Cuando acabó el verano, pensé en llamar. Y me dije: "si llamo tendré que quedar con él. No voy a llamar para decirle que paso de quedar" "y si quedo con él, se hará ilusiones. Y en realidad a mí ese chico no me interesa nada" "Creo que lo mejor PARA ÉL (¡qué generosa soy! ¡siempre pensando en los demás! ¡Viva el autoengaño!) es que no lo llame" Y eso hice.
Lo sé, lo sé. Ahora pensaréis que soy una arpía sin corazón. Pero no es así: ¡la víctima soy yo! ¡Yo soy übertímida! ¡No me quedó más remedio! ¡Fue en defensa propia!