jueves, 31 de octubre de 2013

Das liebe Deutschland

Por unas circunstancias personales muy complejas y muy difíciles de explicar (teníamos vacaciones) mis amigas y yo acabamos en un pueblecito alemán ¡Con río y todo!.

Como todo turista-paleto que se precie, en cuanto vimos el río corrimos cual locas a embarcarnos en un bucólico crucero. Tras estudiar numerosas ofertas y al grito de: "tonto el último" acabamos en una preciosa barcaza cochambrosa de dudosa flotabilidad. Ays, qué recuerdos, me parece volver a sentir el dolor en la costilla del codazo de mi amiga en la pelea por los mejores asientos del barco. Al final, la macho alfa (la del codazo) acabó pegada a la barandilla (¡sus codos son extremadamente puntiagudos!), yo en medio y en el bordecito del banco la amiga omega (que se rindió sin pelea ni nada ¡Qué débil es la pobre!).

Estábamos TAN contentas con nuestros sitios... ni siquiera se nos quitó la sonrisa cuando vimos sacar todo tipo de instrumentos musicales a la tripulación. Ni cuando empezaron a tocar una música folclórica atronadora y HORRIBLE. ¡Éramos una con el universo! La cosa empezó a cambiar cuando vimos descender desde el techo del barco hacia la barandilla a miles (¡MILLONES!) de arañas ENORMES. Mi amiga alfa y yo las vimos a la vez. Fue verlas y comenzar a empujar a la omega como si no hubiera un mañana para alejarnos de los bichacos. La omega empezó a notar que algo pasaba cuando se quedó con medio culo fuera del banco. "¿Pero qué hacéis? ¡Me vais a tirar!" "¿Que qué hago? ¡Luchar por mi vida! ¡Si clavas las uñitas en el banco y mantienes el equilibrio aún puedes salirte un palmo más! ¡MUÉVETE!". La muy desagradecida al final se cambió de sitio. ¡Mira que es borde! 

El resto del viaje fue una pesadilla llena de música atronadora folck y de arañas practicando puenting sobre turistas que debían de ser todos omega y no se enteraban de nada. Aún así mi amiga alfa y yo disfrutamos mogollón, como demuestra el hecho de que al llegar al destino éramos las primeras en la fila de desembarco. ¡No preguntéis por las víctimas que cayeron en nuestra huida infernal del barco del demonio! Es un episodio que nos produce mucho dolor y preferimos no recordar.

Una vez en tierra y tras recuperar a la torpe de la omega que fue la última en bajar (¡qué manía tiene con el respeto, la educación y otras chorradas! No entiende las leyes básicas de supervivencia ni nada. Ésta en Viven era la primera que se zampaban, ya te lo digo yo) decidimos visitar no-sé-qué. Total, de noche cerrada y con un frío del carajo las cosas se disfrutan mucho más. En el monumento, la alfa se metía en todos los recovecos y huecos buscando el encuadre perfecto. De repente, me fijo dónde está metida: "¡Dios mío, Alfa! Pase lo que pase, no mires hacia arriba y retrocede lentamente y sin hacer ruido. Creo que aún no te han visto" Mi amiga hizo lo que cualquiera habría hecho en esa situación, mirar arriba, ver los millones de arañas colgantes, y salir corriendo y gritando "¡quitádmelas del pelo! ¡quitádmelas del pelo!"

Eso hundió nuestra moral por completo. Abandonamos el plan inicial de visitar con la ayuda de cascos-linterna otros 200 ó 400 monumentos y emprendimos la vuelta hacia el hotel cabizbajas. Bueno, quien dice cabizbajas dice mirando hacia arriba y girando el cuello cual posesas buscando arañas como las locas. Y NO ES QUE HUBIERA QUE ESFORZARSE MUCHO. Estaba PLAGADO. Cada farolita, cada señal, cada saliente tenía unas cuantas peluditas colgando de telarañas espesas (¡eran como las rastas de las telarañas!)

Yo: "Joder, espero que en la habitación no haya arañas. ¡No voy a pegar ojo!"

Omega: "Yo he mirado antes de salir y no he visto"

Yo: "Genial. Pues yo me he fijado y la puerta que da a la terraza tenía una gomilla debajo, así que por ahí no pueden entrar"

Alfa: "Yo no estaría tan segura. Antes de salir he dejado la puerta abierta para ventilar"

ES-TU-PEN-DO. Mañana amanecemos las tres como Frodo. Ya verás. Empaquetaditas y listas para comer.