jueves, 13 de diciembre de 2012

Aprendiendo del amor. Parte VII

A medida que avanzaba en mi camino rompecorazones, fui perfeccionando mi técnica....

-Menganito, creo que deberíamos dejarlo. 

-¿QUÉ? ¿Y me lo dices HOY?

-¿Hoy? ¿Qué pasa hoy?

-¡Es nochebuena! ¡MAÑANA ES NAVIDAD!

-Oh, eso. Bueno, no pasa nada. Es que yo no celebro estas fechas impuestas por algo en lo que no creo.

-¡¡¡Tú no!!! ¡¡¡PERO YO SÍ!!!

(Ops. Creo que he metido la pata)

-¡¡Ahora siempre recordaré la nochebuena como el día que me dejaste!!

(Y entonces empezó a desvariar....)

-¡Jo, jo, jo! ¡Feliz navidad! ¡Vaya navidad DE MIERDA!

(Yo lo miraba con ojos desorbitados sin saber qué decir.... y un poco avergonzada. ¡La gente nos estaba mirando!) 

-¡ME HAS ESTROPEADO LAS FIESTAS! ¡LA NAVIDAD JAMÁS VOLVERÁ A SER LO MISMO PARA MÍ!

(Pero qué dramático es este chico. Es obvio que no pegamos nada. Creo que he hecho lo correcto dejándolo)

-¿NO DICES NADA?

-Errrrr... (es que me das miedo) 
-¿Lo siento?

La película se llamará: "Drama en la blanca navidad". ¡No se la pierdan!

lunes, 10 de diciembre de 2012

Aprendiendo del amor. Parte VI

En mi caótico mundo sentimental de antaño, es difícil decidir qué relaciones fueron "serias" y cuales no. Pero visto con perspectiva, yo diría que he tenido tres novios (llamando "novio" a una relación más o menos convencional). 

Soy una tipa dura, así que fui yo la que los abandonó...

-Fulanito, he estado meditando mucho, y creo que, quizás, si los hados nos son propicios, es probable que lo mejor pudiera ser que... lo dejáramos.

-¡SÍ! ¡SÍ! Lo mejor es que lo dejemos.

(¿¿¿??? ¿y los llantos? ¿y el crujir de dientes? ¿y las súplicas? ¿y el desgarro de vestiduras? ¿y las amenazas de suicio?)

-Bueno, tampoco hace falta precipitarse. Podríamos pensarlo un poco y...

-¡No! ¡No! Tienes razón. Lo mejor es dejarlo.

(Pero... pero... ¡está encantado! ¡Será C*BR*N! ¡le estoy haciendo un favor dejándolo yo!)

-Oh, bueno, vale. Me alegro de haber aclarado las cosas y  que todo haya sido TAAAN civilizado (¡JA! MEN-TI-RO-SA). ¡Me voy corriendo que me he dejado el horno encendido!


Pues eso. Dura, durísima. Como una roca. Como una montaña. Como una colina de suaves y cálidas pendientes.